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Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

DISFRUTANDO

Tenía ganas de probar una receta nueva de magdalenas. Tras muchas carreras, logramos que estuviesen recién horneadas para el desayuno.

Después de servirlas, nos sentamos a desayunar en la cocina. Inés empapó la magdalena en el café.

-Mmmm… mmmmm… ¡¡¡mmmm!!!

Mientras, yo observaba la mía.

-La altura es correcta, bien de levadura.

-Mmmmm… -respondió Inés.

-La cápsula no se despega bien de arriba, pero sí de abajo: horneado correcto, pero exceso de masa.

-Mmmmmmm…

-No se desmiga al partirla con la mano, muy bien… ¡¡y el centro está perfectamente hecho!!

En medio de sus “mmmmm”, sor Inés alargó la mano a por su segunda magdalena, en un éxtasis nada disimulado, mientras yo aún no había probado bocado.

-¡¡¡Qué duro es esto de ser chef!!! -exclamé riendo.

Viendo mi pobre magdalena diseccionada, no pude evitar pensar que las magdalenas eran más felices en manos de Inés que en las mías. Yo estaba analizando, calculando; ¡mi compañera se dedicaba, simplemente, a disfrutar!

Creo que a ninguna magdalena nos resulta agradable sentir que nos analizan hasta la última miga… Pero qué bueno es, querida magdalena, descubrir unos ojos que descubren lo mejor de ti, ¡un corazón que no calcula, sino que disfruta de estar a tu lado! Ante alguien así, ¡solo surge ofrecer el mejor sabor!

¡Esto es lo que le pasa al Señor! Cuando encontró a la oveja perdida, “la puso sobre sus hombros muy contento” (Lc 15, 28). Cristo no analiza si eres una magdalena baja, esponjosa o con poca levadura, ¡simplemente está “muy contento” de estar contigo!

Y, créeme, un Amor así, ¡hace que cualquier magdalena potencie todo su sabor! No nos ama porque seamos buenos, ¡es su amor el que nos hace buenos!

Hoy el reto del amor es buscar lo mejor de la persona que tienes a tu lado. Si te sale el juicio o la crítica, el deseo de “diseccionar” a esa magdalena, ¡pídele al Señor verla como Él la ve! Espolvoreándole cariño, ¡esa magdalena se volverá más dulce!

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

SIN INSTRUCCIONES

En estas semanas de primavera, encender la gloria es un poco más complejo debido a los cambios de temperatura: de repente hace calor, y al día siguiente la temperatura baja mucho...

Durante el invierno quizás sea más fácil encenderla. Simplemente se coloca una gran cantidad de leña para asegurarse de que la sala esté bien calentita, y listo. Pero ahora, requiere revisar cada día qué es necesario echar. ¿El día más frío? Es necesario echar más leña al fuego... ¿el día más cálido? Simplemente mantener el calor...

Al darme cuenta de ello, me percato de que muchas veces me gustaría que amar fuera tan fácil como seguir unas instrucciones que nunca cambian, para saber qué hacer en cada momento, asegurándome de elegir el camino correcto. Pero cada vez veo más claro que la vida no es ni blanca ni negra, sino que está llena de colores, y que el camino se hace al recorrerlo.

El amor no tiene una forma concreta de manifestarse, ni todos los días requiere lo mismo. Como el fuego de nuestra gloria, cada día necesitamos mirar al otro, descubrir qué hay en su corazón y ver qué necesita realmente de mí. Pero precisamente por eso es amor.

Me impresiona cómo es el Corazón de Jesús. Los evangelios nos permiten vislumbrar Su trato con los demás, y nos hacen descubrir Su mirada profunda en el corazón de cada uno. No trata ni mira a todos igual, sino que ve el corazón de cada uno y, amándolo en su fragilidad, transforma a la persona. Me encanta el encuentro con la samaritana, o con Mateo...

Y en Él queda claro que el amor a veces debe hablar, pero en otras es mejor callar; sabe esperar y también actuar, sabe transmitir ilusión y sabe tener paciencia...

Hoy el reto del amor es ver cuánto fuego necesitan a tu alrededor. Hoy mira a Jesús, experimenta cómo Él te mira a ti, cómo te ama, cómo te comprende. Esa experiencia de Su Amor será el impulso para ver a los demás como Él los ve.

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

UN PREMIO PARA TODA LA FAMILIA DEL RETO

Hoy quiero compartiros una alegría a todos los que formamos la familia del reto. ¡Porque sí somos una familia que une el Señor a través del reto!

Hace unos días nos comunicaron que el reto había recibido el premio ORAR de la Fundación DeClausura. Nos sorprendió mucho, nos dijeron que era un reconocimiento a la ingeniosa propuesta de oración que, tras doce años, día tras día, seguimos anunciando el amor del Señor cada mañana. Valoran positivamente el vinculo espiritual de nuestra comunidad contemplativa con la sociedad.

Pero este premio es para todos los reteros, un reconocimiento a cada uno. El reto por sí solo no existiría. Nosotras empezamos escribiéndolo, pero tú, que estás al otro lado del móvil y lo lees cada mañana, sigues manteniéndolo vivo al leerlo, al vivir el reto, al enviarlo a los grupos que cada uno ha creado con familiares, amigos...

El reto es una familia que nos lleva al Señor cada día, donde nos deseamos lo mejor para vivir el día desde el amor. Somos todos, incluidos aquellos que lo leían y ahora están con el Señor. Este premio que recibimos es para todos. Por ello, hoy es un día de acción de gracias al Señor porque cada día pone en nuestro corazón el deseo de vivir para Él, cada uno de nosotros acogemos este amor y lo damos a los que nos rodean.

El Señor se encarnó solo por amor, toda Su vida fue una entrega de amor a todos los que se encontraron con Él. Y al final, Su vida terminó entregándose por amor, para que este amor rompiera las cadenas de la muerte y resucitara.

Esto es de lo que queremos cada mañana: vivir del AMOR. Un amor gratuito que se entrega totalmente, que no pide nada y lo da todo. Porque el amor es lo que nos hace felices, dar amor y recibir amor. Gracias a que Cristo primero nos ha dado Su amor, ahora nosotros podemos darlo.

Hoy, el reto del amor es dar gracias al Señor porque nos infunde la alegría de querer vivir más para Él. Por esta gran familia del reto que Él nos regala.

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¿LLUVIA?

Tenía un sábado complicado, no me daba tiempo a ir a regar y habían sido días calurosos. Pedí al Señor que lloviese y me regase Él el jardín.

Ese día teníamos visita de un grupo que venía a compartir con nosotras en el locutorio y los ratos de oración en la capilla. Vinieron al Rosario, sexta… Tenían que ir a comer y, efectivamente, empezó a llover… ¡Cómo llovía! Todo el grupo agolpado en el atrio de la iglesia esperando a que descampase un poco.

Pobres… yo pidiendo lluvia. “¡Señor que pare este rato que se van a mojar!” Habían cambiado las circunstancias y con ello mi oración cambió, aunque las plantas seguían necesitando agua, ahora me preocupaba la gente.

“Nunca llueve a gusto de todos” es real, plantas regadas pero la gente empapada.

Muchas veces nos empeñamos en decir al Señor qué y cómo tiene que ser el resultado de lo que pedimos, como si de una varita mágica se tratase. Si no sale, parece que no nos escucha. Y, sin embargo, Él tiene la perspectiva de todas las circunstancias, de todos los corazones; Su Mirada y Misericordia abarca todo y a todos.

Jesús siempre responde a tu oración, pero le podrás ver si no le das la respuesta. Él actúa constantemente e incluso en aquellas circunstancias que parecen no ser favorables. Tu oración se puede transformar en la paz que necesitas en este momento, en el consuelo del corazón por el que oras, en esa persona que pone a tu lado para ayudarte…

Jesús siempre actúa y muchas veces con el tiempo entenderás que Él manda la lluvia cuando y cómo lo necesitas.

Para esto, es necesario que creas en Su poder, que le entregues el problema y Él se encargue de la solución. Confía. Porque Jesús actúa y vence.

Hoy el reto del amor es que dejes que Él mande la lluvia a tu vida cómo y cuando lo vea conveniente. Entrega al Señor esa situación que te atasca. Déjate confiado en los brazos de Cristo y se te mostrará vivo como menos imaginas.

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

MÁS VALE MAÑA QUE FUERZA

Tenemos una mesa muy grande y antigua que tiene un cajón enorme. Para guardar cosas es estupendo, porque cabe de todo, pero no es que sea precisamente un canto a la fluidez: ¡cerrarlo cuesta bastante!

Sin embargo, el otro día, tras sacar el material que necesitaba, no lograba que volviera a su sitio de ninguna manera. A fuerza de empujar, ¡casi arrastro la mesa! Pero, a pesar de verme con la lengua fuera, el tozudo cajón seguía sin ceder ni un milímetro.

Extrañada, miré el interior. ¡Ahí estaba! Una caja se había quedado enganchada, haciendo de tope entre el cajón y la mesa. En cuanto la coloqué bien, ¡el cajón volvió a su lugar sin más resistencia!

¡¡Y cuántas veces nos pasa lo mismo, querido cajón!! Hay momentos en que nos atascamos, no logramos “cerrar bien”, y la tristeza acaba llenando nuestro interior.

A algunos les gustaría “vaciar el cajón”; es decir, tratar de olvidar o fingir que no ha pasado nada, ¡¡pero no podemos quitar el pasado, sacarlo de nuestra historia!!

El Señor nos ofrece una solución diferente. Cristo nunca borra: Él coloca. De este modo, la caja sigue estando dentro del cajón, ¡pero ya no se engancha!

La clave está en parar, ver lo que nos atasca. Y eso es lo que el Resucitado está deseando hacer contigo. Por muy atascado que te sientas, Él nunca te dejará tirado, porque, como dice la Palabra, “eres precioso a mis ojos, y yo te amo” (Is 43, 4).

Su amor es esa roca en la que podemos cimentar la vida. No cambia si nuestro cajón es suave o se atasca, si avanzamos o retrocedemos, si reímos o lloramos. Su amor es siempre… hasta el extremo.

Hoy el reto del amor es dedicar tiempo como un acto de amor. Cuando te encuentres con un “cajón atascado”, no des media vuelta. Regálale algo de tu tiempo. Una palabra, una sonrisa o un poco de ayuda puede ser suficiente para colocar lo que está enganchado y que todo fluya… ¡incluso mejor que antes!

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¿TÚ QUIERES APOSTAR POR EL SEÑOR?

En esta época de primavera, siempre me quedo observando los tiestos que cuidan mis hermanas. Lo que más me gusta es que cada uno tiene su flor, con un colorido especial.

Te preguntarás: ¿por qué los miro o qué me sorprende? Es muy sencillo. En la época de invierno, siempre me pregunto si volverá a tener flores, porque solo veo en los tiestos un tronco casi seco o como mucho, unas hojas verdes. Mis ojos, mi evidencia, me dicen que no… pero la experiencia me dice que si espera y confío, volverá la flor. Y cada vez que florece, me vuelvo a sorprender.

En la oración le decía al Señor cuánto cuesta confiar, aún sabiendo y habiendo tenido la experiencia de que ocurrirá. Pues somos incredulos y solo creemos lo que vemos.

La confianza es la esperanza en Él. Porque la fe en nuestra vida, después de muchas experiencias del amor del Señor, se va convirtiendo en certeza. Sabes que, pase lo que te pase, el Señor está a tu lado sosteniéndote, tanto en la alegría como en el sufrimiento. En las alegrías también necesitamos de Su presencia para poder vivir con ecuanimidad, sabiendo que todo viene de su mano.

Por ello, hay que pedirle al Señor que podamos reconocer Su amor en nuestra vida, porque Él está vivo, ha resucitado y, por lo tanto, vive con nosotros. Él nos ha dicho que estará con vosotros hasta el fin del mundo. No es algo que nos inventemos. Si está, hay que reconocerlo, tenemos que aprender a verlo porque Su presencia es lo que hace que cada día sea nuevo.

Hoy, el reto del amor es confiar en el Señor en esa persona o problema que das por perdido. Para el Señor, siempre hay oportunidades para florecer; somos nosotros los que nos cansamos y tiramos la toalla. Él apuesta por nosotros cada día. ¿Tú quieres apostar por el Señor?

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

COMPONIENDO LA VIDA

Cada tarde cojo un ratillo mi guitarra. Ahora estoy tratando de encontrar un arpegio con un ritmo apropiado para una nueva canción. Hago pruebas, lo cambio, practico, modifico un poco la melodía… y así poco a poco va quedando plasmado lo que me gustaría expresar.

Pero, es curioso, porque siempre me sucede lo mismo. Me encantaría que me saliera todo de una sola vez, y sin embargo, cada día me doy más cuenta de que el instrumento más bien requiere constancia. Y cuando la constancia se va haciendo fuerte, se mejora enormemente.

La guitarra me va enseñando que la misma vida tampoco se resuelve de una vez. Cada día necesitamos volver a confiar y renovar nuestro deseo de seguir a Cristo, para que Él poco a poco vaya encauzando todo en nosotros.

Él mismo nos dijo que nos enviaría Su Espíritu: “cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.” (Jn 16, 13). No nos dijo que de una sola vez recibiríamos toda la Luz… sino que sería nuestro guía, el que nos conduciría hacia la plenitud.

Cómo me impresiona esto, porque al ser así, me doy cuenta de que mi parte está en dejarme conducir por Él, en perseverar libremente bajo su guía, en permanecer constante sin separarme de Su Luz, para que día a día vaya componiendo la pieza de mi vida, a Su gusto, a Su ritmo.

Estos días la Iglesia, junto con María, permanece unida en oración. Así, como los discípulos en el cenáculo, permanecemos esperando el Don del Espíritu Santo que el Señor nos envía en Pentecostés.

Hoy el reto del amor es permanecer en el Señor. Él conoce bien lo que estás necesitando por ello, llénate de esperanza, porque es una promesa del Señor, y Él no puede fallar. Tan solo permanece cada día en Él, y pronto todo sonará como la melodía que estás soñando encontrar.

VIVE DE CRISTO

Posdata: Te dejo aquí el enlace al canal de YouTube de Sor Israel, donde sube las canciones que compone."

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https://youtube.com/@llenosdetisormisraelop-dom8776?si=rpbeSPSL-KzCj9ef

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.  

SUÉLTALO

Iba por el dormitorio con los brazos ocupados con un cubo lleno de ropa, vi salir de su celda, delante de mí, a una hermana con una silla enorme cargada de cosas. Al ir yo por detrás, ella no se daba cuenta de que iba con los brazos ocupados y me pidió ayuda para abrir una puerta.

Al girarse, se dio cuenta de que íbamos las dos cargadas y sin que me diese tiempo a reaccionar, dejó lo suyo y ella misma abrió la puerta. Hubiese sido tan sencillo dejar lo mío desde el principio y ayudarle…

Todos llevamos peso en los brazos, los tenemos ocupados por el tiempo, nuestros planes… Sin embargo, somos felices cuando soltamos lo que llevamos para tener disponibles los brazos, la mirada y el corazón para cuantos encontramos en el camino.

Jesús caminaba con los brazos vacíos, libres de planes para que fuesen de todos: brazos que bendicen, que curan, que consuelan… nos mostró que el camino para la Felicidad está en la entrega, en darnos a los demás. Tu corazón puede quedar simplemente satisfecho porque has llegado a lo tuyo o vivir en plenitud porque te has entregado.

Cuántas veces, el Señor pone una mano que nos ayuda a llevar lo nuestro; una mano que ha soltado lo suyo por nosotros y experimentamos en ellos Su Amor. Vivir desde el Amor es el don más grande que nos ha dado el Señor capaz de transformar los corazones.

Un Amor que se nos ha dado primero, que vive con los brazos vacíos y nos lo da todo para que se lo podamos dar a los demás.

'Servíos por amor los unos a los otros' (Gal 5,13)

Hoy el reto del Amor es que 'sueltes' lo que llevas en los brazos. Pon tus brazos vacíos a disposición del Señor y dale las gracias por esa persona que ha soltado lo suyo para ayudarte en este momento. Es curioso, si caminas con los brazos libres…terminarás el día con ellos llenos.

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

CON FLORES A MARÍA

Durante el mes de mayo, después de las vísperas, leemos una pequeña reflexión sobre María y un canto. Ayer cantamos la canción "Con Flores a María" y me impresionó mucho por la cantidad de recuerdos que me provocó.

Me remonté a mis años de conversión cuando compraba un clavel o una rosa y me iba a una iglesia para ponerla a los pies de una imagen de María. Me quedaba un rato con Ella, hablando de corazón a corazón. Con esa flor, le decía lo mucho que la quería y le dejaba todo lo que tenía en el corazón. Ahora, cuando paseo por la huerta, suelo cortar alguna flor y se la dejo en las capillas que hay. Ella siempre me sonríe.

¿Y quién no ha llevado flores a María en algún momento? Porque las flores son un símbolo de la belleza, pureza y delicadeza de la Virgen María. Cuando le ofrecemos flores a María, le mostramos todo nuestro cariño y admiración. Ella siempre está en nuestra vida cuidándonos e intercediendo por nosotros, incluso cuando nosotros estamos despistados.

María, en las bodas de Caná, fue la primera en darse cuenta de que faltaba vino. Su corazón de Madre le llevaba a estar pendiente de todo. Al ver esta necesidad, no se quedó sin hacer nada, les dijo: "Haced lo que Él os diga". Les invito a depositar su confianza en Jesús y surgió el milagro. Ellos fueron dóciles a las palabras de María, contra toda razón.

Ver las tinajas vacías, que te digan que las llenes de agua y que después sacaras el mejor vino... Realmente se necesita fe y confianza. Pero María siempre nos lleva a Jesús con dulzura y con la certeza de que Él nos ama y quiere nuestro bien.

Hoy, el reto del amor es comprar una flor a María, un clavel, una rosa, unas margaritas… y llevársela a los pies de su imagen en una iglesia. Siéntate un poco a dialogar con Ella y cuéntale lo que tienes en tu corazón y después dile: "María, ocúpate tú".

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¿DÓNDE TENGO ENRAIZADA MI VIDA?

Cómo me impresionaba ver la fuerza del viento. Ayer hacía cimbrear de un lado para otro las ramas de los árboles de nuestro jardín, que, lejos de quebrarse, jugaban al compás del viento.

Observando, encontraba algo en común en los árboles: unas raíces fuertes y arraigadas que sostienen. Después, el tronco, inamovible, que da firmeza y en cambio las ramas poseen una cierta flexibilidad para adaptarse.

Aquello me dio mucho para orar, porque en realidad nuestra vida también necesita estar bien arraigada en una “tierra fuerte”; hemos de tener algo “troncal” como apoyo de nuestra existencia. Y a su vez, necesitamos cierta flexibilidad para poder estar completos.

La “tierra firme” donde enraizar nuestra vida es Cristo; todo lo demás, antes o después, se vuelve inconsistente. Lo troncal e inamovible es nuestra fe, asentada en la Iglesia, que da firmeza a nuestra vida y un sentido con miras a la eternidad. Y las ramas son nuestras peculiaridades y dones personales, que también crecen y dan fruto al mismo tiempo que todo el árbol completo.

Sin embargo, a veces me veo a mí misma “por las ramas”, queriendo crecer personalmente, alargar mis ramas para dar fruto... Y esto es bueno, menos cuando presto menos atención a la raíz y al tronco de todas las cosas.

Así nos lo explica Cristo en la parábola de la casa edificada sobre roca firme. Él desea que edifiquemos nuestra vida, que crezcamos, que alberguemos a los demás en ella, y para que sea posible, solo necesitamos construirla sobre Él que es nuestra “roca firme”. ¡Nada de lo que nos sobrevenga podrá derribarla!

La cuestión es… ¿y cómo se cimienta la vida en Cristo? No se puede dar una respuesta rápida... sin embargo, sí nos podemos preguntar en qué realmente estamos enraizados, y desde ahí pedirle al Señor que Él sea nuestra “tierra firme”.

Hoy el reto del amor es preguntarse en qué he enraizado mi vida. Busca un rato de oración para poder hacerte esta pregunta ante el Señor. Ahí está Él, para que tus raíces vayan extendiéndose hacia Él, de quien reciben la fuerza y el alimento.

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Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

SIN MIEDO A NADA

Ayer, por primera vez en esta temporada, me tocó ir a pasar el “cochecito” (la cortacésped). Quería hacerlo, pero no te lo puedo negar: fui con miedo.

Hace unos meses me lesioné la muñeca. A fuerza de ejercicios, está casi recuperada, pero la verdad es que nuestro terreno no es precisamente liso, y hay momentos en que es necesario agarrarse al volante para mantener el equilibrio.

Al subirme al asiento, me sentí terriblemente insegura. A veces me daba la sensación de que me iba a caer. En cada bache o curva, me tensaba más que la cuerda de una guitarra.

Pero, seamos objetivos: no era para tanto.

De verdad: en cuanto di un par de vueltas, comprobé que el “cochecito” era tan seguro como siempre, que los baches no eran tan gigantescos como me parecían… ¡¡¡y que el paisaje era sencillamente precioso!!!

Y así, de repente, me descubrí disfrutando de este maravilloso paseo a motor…

Cuántas veces pasamos nuestro día a día agobiados por mil baches, por curvas inesperadas, ¡con la sensación de que acabaremos de bruces en el suelo!

La única forma de vencer el miedo es descubrir que “el cochecito es seguro”. En efecto, no caminamos solos, sino que el Resucitado es quien guía nuestro camino, ¡¡nos lleva sobre sus hombros!! Podemos sentir los baches, pero sabemos que hay Alguien que cuida de nosotros, que no dejará que nos caigamos.

Y, solo cuando desaparece el miedo… podemos disfrutar del paseo.

Ciertamente, lo importante en este camino es con Quién lo compartimos: “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo” (Salmo 22).

Hoy el reto del amor es disfrutar de un paseo. Muchas veces las prisas nos llevan corriendo de un lado a otro… pero hoy te invito a salir a caminar, despacio, disfrutando de las maravillas que encuentres, como una forma de saborear que “Él me cuida… va conmigo”.

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EL ARCOÍRIS

Hace unos días, mientras estábamos cenando, una hermana dijo: "¡Mirad qué arcoíris, impresionante!” Se veían todos los colores de una forma tan nítida. Salí a la huerta para hacer fotos y lo que más me impresionó fue que el arco cruzaba de lado a lado del monasterio; quedábamos totalmente debajo del arcoíris.

En este momento, ¿cómo no pensar en el Señor, cuando ves Su mano en la naturaleza de una manera tan patente? Es casi imposible. Es tal la belleza y la grandeza que solo puedes admirarlo como obra de Sus manos.

Me vino a la mente que el arcoíris en la Biblia tiene un significado muy especial y esperanzador. Es considerado el símbolo del pacto de Dios con la humanidad tras el diluvio universal. En el capítulo 9 del Génesis lo podemos leer. Y cada color tiene su significado, nada está puesto al azar; para el Señor, todo tiene un sentido y para nosotros también.

Así, el arcoíris me estaba recordando la misericordia del Señor para con cada uno de nosotros, el amor que nos tiene y cómo hace maravillas para que nosotros seamos felices.

Mientras mis hermanas disfrutaban del arcoíris desde la ventana, yo, después de verlo un rato, quise bajar a la huerta a hacer fotos. Busqué el mejor sitio y cuando llegué al lugar perfecto ya estaba desapareciendo. En ese momento, me di cuenta de que hay muchas cosas que el Señor nos regala no para que permanezcan, sino para disfrutarlas en el momento presente, porque pasan y nunca vuelven.

Por ello, el Señor nos invita a vivir con Él el momento presente, con todos los colores: unos días serán azules, otros verdes, otros morados, otro amarillos... Ningún momento será igual, pero lo importante es vivirlo con Él. Todo lo demás va a pasar, pero Él nunca pasará en tu vida. Él siempre permanece amándote.

Hoy el reto del amor es vivir tu día de una manera consciente, dando la mano al Señor, viviéndolo junto a Él y descubriendo cada color en lo que te acontezca. Déjate sorprender por el Señor.

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PONTE EL “CHUBASQUERO”

Estos días está lloviendo bastante, y como salimos a la huerta para cuidarla, dar un paseo… Al tener todo dentro de un mismo edificio, no tenemos la necesidad de salir por algo concreto… ¡No estamos preparadas para la lluvia! No tenemos paraguas o chubasqueros dentro del Monasterio, ya que si llueve, no salimos hasta que no escampe.

Ayer, estaba hablando con una amiga dando un paseo y me pilló la lluvia por sorpresa, teniendo que buscar un pequeño saliente para cobijarme; ahí me acordé del chubasquero…

La lluvia no la podemos evitar, está fuera de nuestro control y cuando cae por cualquier motivo, lo mejor es cobijarse, cubrirnos para que no nos empape y seguir caminando. ¿Pero cómo seguir caminando cuando las dificultades, el sufrimiento, las decisiones… nos están mojando? Poniéndonos el chubasquero y mirando dentro de nosotros.

Jesús nos prometió no dejarnos solos y, aparte de quedarse en la Eucaristía, nos ha regalado Su Espíritu. Está en ti. Todo Su Amor está en ti; cuando “llueve”, no estás solo. “Dulce huésped del alma”. Esa presencia, ese Amor que en tantos momentos necesitas para sostenerte está en ti, solo tienes que parar y buscarle.

El Espíritu Santo, más que para entender, es para experimentar. En Él se te dan los sentimientos de Jesús, Él actúa en tu vida desde dentro, en ese deseo que tienes de crecer en tu Fe, de entregarte… No estás solo, Jesús se ha asegurado de dejar en ti Su mismo Espíritu en el día de Pentecostés, el que a Él le movía a amar, a actuar… Es Él en ti quien tiene misión concreta en tu alma para que puedas caminar cada día bajo la lluvia.

"Todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2, 1-11).

Hoy el reto del amor es que te pongas el chubasquero y mires dentro de ti, experimenta el regalo que te ha dado el Señor. Hay una preciosa oración, la secuencia del Espíritu Santo, que te invito a que hoy ores despacio, saboreando cada frase y entrando dentro de ti para descubrirLe.

https://www.vaticannews.va/es/oraciones/ven-santo-espiritu.html

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¡Feliz día!
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EL AMOR QUE DIGNIFICA

El relicario es una enorme sala que queda justo detrás del retablo mayor de nuestra iglesia. En ella están expuestos más de 100 relicarios con reliquias de los primeros santos del cristianismo.

Hace unos días, lo comentábamos con una amiga y ella se sorprendía al ver que, bueno, para nosotras sí es un lugar especial. Incluso lo hemos restaurado recientemente, pero como ya estamos acostumbradas, no le damos todo el valor que se merece una estancia así.

—No os hacéis a la idea de lo que supone contar con la protección de todos estos santos —nos decía con cariño.

Su reacción me ayudó mucho y, en el siguiente rato de oración, lo estuve hablando con el Señor. Y es que tenía toda la razón…

El Señor me regaló comprender que necesito redescubrir el valor de lo que tenemos. Lo comprendí muy bien por medio de un ejemplo: una parte importante de la misión como sacristana es dignificar el valor de lo sagrado. Por eso se adorna con flores la iglesia o se cuida especialmente el altar. Esto no añade valor, pero sí que dignifica el valor sagrado que ya tiene. Pues del mismo modo, dignificar el valor de los que nos rodean o de lo que tenemos nos devuelve el asombro por las cosas pequeñas y nos prepara para disfrutar también de las grandes.

Esto es lo que Jesús hace, como vemos en los evangelios. Él dignifica la vida de la samaritana, mostrándole su valor y devolviéndole la dignidad por el Amor. Jesús rescata al leproso y, al salvarle, dignifica su vida y le muestra cuánto vale para Él…

Todo tiene un valor en sí mismo, pero por el cuidado que le damos dignificamos ese valor, nos hacemos conscientes de ello y mostramos a los demás qué importante es para nosotros.

Hoy el reto del amor es redescubrir el valor de lo que somos y de lo que tenemos. Que hoy experimentemos cuánto valemos a Sus ojos y que después nuestra vida sirva para dignificar la de los demás.

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¡Feliz día!
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LA ANTORCHA

Este año es año de juegos olímpicos y serán en París. Ayer me enviaron una fotografía muy especial: la llama olímpica había llegado a Lourdes, y corrió por todo el recinto. El significado de su paso por el Santuario, señalan desde el complejo espiritual francés, “muestra también que cada ser humano es mirado y considerado ‘como una persona’, como decía Bernadette de la forma en que la Señora la miraba durante las 18 apariciones de la Virgen María en la Gruta de Massabielle”.

A mí, personalmente, por mi historia con el deporte y lo mucho que luché y entrené por tener un lugar en las olimpiadas, este acontecimiento me ha llegado muy dentro. Me ha impresionado ver unida la llama olímpica con la Virgen de Lourdes.

Cuántas horas entregadas al deporte, con esfuerzos y renuncias, como dice San Pablo, por una corona que se marchita. Porque todo pasa, y todo ese esfuerzo que realizas para llegar a una competición, aún ganándola, la corona te dura solo lo que dura el pódium. Luego te queda la pregunta: ¿ahora qué? Seguir para... algo que se marchita. Pero la verdad es que no escatimé esfuerzos, porque creía que allí estaba la felicidad.

Ahora nuestro entrenamiento es para algo que no se marchita. Luchamos, entrenamos, renunciamos, pero por algo que dura siempre, como es la vida eterna. Porque ahora nuestra mirada está puesta en el Cielo. Con la mirada puesta en Jesús, la pregunta de: ¿ahora qué? tiene respuesta. Ahora la vida eterna.

En este camino al Cielo no estamos solos. Jesús va delante, abriendo camino, mostrándonos los obstáculos, animándonos cuando ya no tenemos fuerzas. Porque la meta que tengas en tu vida va a marcar tu felicidad. Muchas personas te han pasado la antorcha de la fe y ahora eres tú el que tiene que correr con ella para pasarla a otras generaciones.

Hoy el reto del amor es encender tu antorcha, mirar a Jesús y confiar en Él. Tú en tus fuerzas no vas a poder, pero si le dejas, Él va a ser fuerte en ti y te ganará la olimpiada.

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

UNOS CENTÍMETROS DE DIFERENCIA

Jubi se presentó en la sala. Nuestra beagle venía con la más que evidente intención de echarse una siestecita, así que cogí su cartón y lo puse en el suelo, como siempre.

Sin embargo, Jubi no se tumbó, sino que se quedó mirando atentamente la posición de su improvisada cama.

-¿Qué pasa? -le pregunté- Está como siempre…

Pero ella, ignorándome, acercó el hocico al cartón y, con mucha suavidad, empezó a darle golpecitos, empujándolo por el suelo. Unos centímetros después, visiblemente satisfecha con el “arreglo”, se tumbó dispuesta a disfrutar de su siesta.

De pronto comprendí lo sucedido: Jubi había movido el cartón… ¡¡¡hasta el lugar donde entraba el sol de la ventana!!! Era solo un poco más allá, pero ahora podía dormir mientras le acariciaban los rayos del sol.

¿Y acaso nosotros no podemos hacer lo mismo? Es muy fácil comenzar el día y centrarnos inmediatamente en cumplir la lista de tareas que tenemos por delante. Nos lanzamos a nuestro “cartón” sin detenernos en nada más.

Y, ciertamente, el problema no es el cartón, ¡sino la posición! ¿Por qué no dedicar unos minutos, moverlo unos centímetros más allá, para hacer exactamente lo mismo, pero bajo la caricia del Sol?

Esto es lo que sucede cuando, antes de comenzar el día, nos detenemos un instante para dar la mano al Resucitado y vivir la jornada bajo Su luz. Tal vez a alguno le parezca extraño que no nos lancemos a la tarea, a nuestro cartón, nada más poner un pie en el suelo, pero es que… ¡lo estamos “recolocando”!

Y es verdad que el cartón no cambiará, haremos lo mismo… pero con una luz diferente.

“Tú eres mi Dios, de madrugada te buscaré” (cfr. Salmo 63).

Hoy el reto del amor es colocar tu jornada bajo la luz del amor de Cristo. Bastan solo unos minutos para “empujar” nuestro cartón “un poco más allá” y descubrir que vives acompañado de Alguien que a cada instante te acaricia con su mirada. ¿Se te ocurre mejor manera de empezar el día?

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¡Feliz día!
Buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Qué pases un feliz día.

¡TODAS LAS FIESTAS, TIENEN OCTAVA!

Hemos celebrado Pentecostés después de cincuenta días de Pascua y de disfrutar, en la Palabra de Dios de las apariciones de Jesús Resucitado a sus discípulos. Todo eran sorpresas en la Palabra del Señor a los suyos y también en comer con él y estar mirándole y escuchándole. Y, al fin, en desaparecer de su vista humana porque subía al cielo a la vista de todos y, “una nube se lo quitó de la vista”.

Estos días gloriosos nos han fortalecido en la fe y en el amor incondicional a Dios y a su Hijo Jesús que, se ha entregado totalmente a nosotros. Pero, no nos ha dejado desamparados, su Espíritu Santo, ahora, es nuestro Consolador y, Consejero, Nuestro Señor, Espíritu de Dios. Como digo, el Espíritu Santo está con nosotros y dentro de nosotros, vela también por la Iglesia de Jesús.

En el convento, vivimos esta fiesta de Pentecostés con un indecible gozo. Pero ahora que, parece que la fiesta ha terminado, nos toca a nosotros invocar al Espíritu desde lo profundo del corazón. Y, esto, con la oración que Dios mismo nos ha dado en su Palabra: “¡Ven Espíritu Santo, ven sobre mí!”. Es una breve invocación pero eficacísima porque, “el Espíritu y nuestro espíritu, dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios y herederos de su Gloria, el Cielo”.

Pues, me sucede en estos días que, al rezar el rosario en comunidad, pronunció Ave- Marías pero, mi voz interior clama incesantemente: “!Ven Espíritu Santo!”. Y, me parece que la Virgen, viene en mi ayuda entre los Misterios de la vida de Jesús y me anima a esta plegaria que, Ella misma pronunció en el Cenáculo, esperando con los discípulos esta promesa del Padre.

Me di cuenta, por los efectos que me produce esta súplica que, en verdad, es el mismo Espíritu que cubrió a María, viniendo sobre Ella, para engendrar en sus entrañas al Hijo de Dios: Jesús, Dios y Hombre verdadero. Así, también quiere hacer morada en nosotros, de una forma permanente, en lo que permite nuestra debilidad pero, también nuestro deseo, ayudado por la fuerza y la santidad del Espíritu de Dios.

Hoy el reto del amor es introducir mentalmente, junto con María, el: “¡Ven Espíritu Santo!”, mientras rezo el Rosario.
 
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¡Feliz día!
2024/05/23 15:23:01
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